Las ojeras son alteraciones del tono de piel por debajo de los ojos. Pueden ser de color morado, azul o marrón y pueden ir acompañadas de hundimientos o hinchazones en la zona. Crean un aspecto cansado, apagado y poco favorecedor en las personas que lo padecen.
Para disimular este efecto podemos aplicar numerosos productos de maquillaje que ayudan a tener un buen aspecto, pero antes hemos de preparar la zona.
La zona de la ojera suele tener pequeñas arruguitas, que en contacto con los correctores se notan todavía más. Por ello, es necesario aplicar antes un rellenador de arrugas con colágeno. Este producto, rellena las arrugas, alisa la zona y además la hidrata.
Una vez lo hemos aplicado, pasamos al maquillaje. Buscaremos un corrector dos tonos más claros que la base de maquillaje que utilicemos normalmente y debe ser bastante fluido para que no cargue demasiado la zona. El corrector se aplica depositando una pequeña cantidad en la ojera y difuminando a toquecitos con los dedos, nunca estirando el producto. Con estos pequeños toques conseguimos activar la circulación y enmascarar un poco más la ojera.
Existen muchos colores de correctores y es importante saber qué color utilizar en cada caso. Si la ojera está muy hinchada debemos evitar los colores beige porque aportan mayor volumen, en cambio, si tenemos la ojera hundida es mejor este tipo de color.
Para las ojeras que son grisáceas es mejor utilizar un corrector anaranjado o de color salmón, de este modo conseguimos matizarlas.
Para las ojeras azuladas debemos utilizar un pre corrector de color complementario a la ojera, de este modo neutralizaremos el tono azul. Posteriormente se puede aplicar cualquier corrector beige.
Se recomienda para todos los casos de ojeras, descansar 8 horas al día, no dormir boca abajo y realizar un deporte continuado tres veces por semana.