El sarro dental, también puede llamarse cálculo o tártaro dental y consiste en la acumulación de placa bacteriana en los dientes y en una inflamación de las encías. Esta placa está formada por sales minerales de calcio y proviene de la saliva, aunque también puede contener restos alimenticios por una incorrecta higiene bucal. El sarro es una enfermedad y puede desencadenar otras más graves como la gingivitis, la halitosis y las caries.
Para evitar que se forme el sarro en nuestros dientes, debemos mantener una higiene correcta en nuestra boca. Esta higiene consiste en lavar los dientes con pasta específica después de las comidas, como mínimo dos o tres veces al día. Después de cepillar, debemos enjuagar la boca con un colutorio para combatir las bacterias, eliminar posibles restos que el cepillo no ha eliminado y reducir la aparición de sarro.
Si seguimos estos consejos no tenemos porque tener sarro, aunque para algunas personas que generan más saliva de lo normal, puede no ser suficiente.
Si ya tenemos el sarro formado, debemos visitar a un especialista, el odontólogo. Este doctor, es el único que puede eliminar el sarro con un instrumental especial. Puede ser utilizado de forma manual o mecanizada (ultrasonidos) y se denomina tartrectomía.