La máquina de escribir fue parte fundamental de la vida empresarial gran parte del siglo XIX y XX, muchas de las oficinas dependían de los mecanógrafos y de secretarias especializadas para escribir a máquina, sin embargo en las últimas décadas del siglo pasado, la introducción y aceptación de las computadoras fueron desplazando a las máquinas de escribir.
En la actualidad ya no se producen máquinas de escribir, quizá uno que otro modelo electrónico, de hecho la última fábrica que las producía se encontraba en la India y cerró operaciones en 2011. La invención de la máquina se le atribuye a varias personas o mejor dicho a esfuerzos conjuntos entre varios inventores, por ejemplo el danés, Rasmus Malling – Hansen, inventó una máquina similar a la de escribir en 1865 que llevaba por nombre, la bola de escribir, Hansen tuvo cierto éxito con esta máquina en parte porque la forma en la que había colocado las letras era muy fácil, este lo había hecho a manera que las letras más utilizadas quedarán al alcance del dedo más rápido. Luego de Hansen otros inventores mejorarían su invento y lo convertirían en las máquinas de escribir que se recuerdan, entre ellos figura la máquina comercializada por la firma Remington, a cargo de los inventores Christopher Latham Sholes y Samuel W. Soule.